Reflexión acerca de la importancia que la sociedad le da a los cuerpos normativos sin considerar la diversidad de los cuerpos.
Es evidente que cuando conocemos a alguien en persona el físico es lo primero que vemos, lo absurdo es que a día de hoy sigamos relacionando una serie de etiquetas y atributos peyorativos a las personas con unas características físicas concretas.
Qué bonito sería poder entender que los cuerpos son diversos por naturaleza y que además, cambian a lo largo de los años: nos salen arrugas, estrías, manchas, los hay incluso que se les deforma las articulaciones… aceptar estos cambios como algo natural e inexorable sería perfecto.
Y no solo hablo de las personas que no cumplen con los cánones de belleza por tener más o menos kilos, sino las personas con distintos colores de piel, personas con diversidad funcional, personas intersexuales o transexuales…
Si aceptáramos las diferencias y no estigmatizáramos de manera tan radical a los cuerpos no normativos todas estas personas se verían mucho más integradas.
Pero la sociedad no nos lo pone fácil… Y es que existen muchos factores psicológicos y sociales que juegan un papel importante en la aceptación del cuerpo que cada persona tiene de sí misma y, determinan el sentirnos más o menos seguros. En este sentido, la autoestima es una pieza fundamental en el desarrollo de la sexualidad, pero las modas y los estereotipos hegemónicos son un gran obstáculo y es habitual encontrarnos con referentes mediáticos que dan mucha importancia a un tipo concreto de belleza. Pero debemos ser claros y sinceros, las personas gordas existen y deben ser igual de respetadas, aunque no salgan en realities, aunque no nos den las noticias de las 15:00, aunque no sean estrellas del pop o aunque no presenten programas de tv al menos, en la misma proporción que las personas delgadas.
Y es que tener unos kilos de más o incluso, tener sobre peso no debería ser un problema ni para ligar, ni para tener encuentros eróticos satisfactorios, ni para llevar una vida saludable. Ni siquiera debería influir en nuestra sexualidad más allá del problema que puede presentar para la persona la imagen que tenga de su propio cuerpo.
Lo cierto es que este estereotipo está muy generalizado a pesar de que el canon de belleza aceptado socialmente es tan limitado que muy pocas personas entran dentro de él y es una pena que a día de hoy la palabra “gorda” se utilice de manera peyorativa, sobre todo para intentar hacer daño a mujeres, pues el uso de esta palabra como un insulto dice más de quien la dice que a quién va dirigida.
Porque las personas son sobrepeso no son dejadas, ni personas que no cuiden su alimentación, ni que no hagan deporte, así que deberíamos empezar a aceptar y respetar otras realidades más allá de las normativas.
En el podcast de “Con todos dentro” con Celia Blanco se ha hablado de este tema y hemos tenido el placer de intervenir dando nuestra opinión.
Esperamos que algún día no haya que dedicarle tantas palabras a proclamar el respeto hacía lo no convencional.
María Ramos Escamilla
Psicóloga y Sexóloga