El importante papel de las etiquetas sexuales. ¿Por qué ha surgido tanta controversia? Reflexionamos sobre ello.
¿Qué papel cumplen en nuestra sociedad? ¿Son necesarias?
Existen dos frentes que generan controversia en relación al tema de las etiquetas, concretamente las etiquetas sexuales. El cometido de este post no será otro que el de hacer una pequeña reflexión intentando ver el mundo desde el prisma de estos dos frentes.
¿Y por qué ha surgido tanta polémica en torno a este tema?
La respuesta es sencilla: la norma, es decir una gran mayoría vive felizmente dentro de una etiqueta que no sufre estigma alguno, hablo de la heterosexualidad. El macho se aparea con la hembra desde tiempos ancestrales para la supervivencia de la especie y por ello, se considera que es lo que tiene que ser y cualquier variante no se considera diferente, si no apestosa.
Nuestra sociedad precisó de personas valientes que, al salirse de lo normativo por no sentirse identificadas con la heterosexualidad pudieran reivindicar sus derechos sin ser señaladas y juzgadas.
Pero claro, no ser heterosexual no significa automáticamente ser homosexual, como hasta hace unos años se pensaba.
Hemos sido capaces de escapar del binarismo sexual que encuadra todo en dos polos (hombre-mujer; masculino-femenino; hetero-homo, etc). Para defender un planteamiento intersexual que tiene en cuenta la sexualidad en su mayor diversidad. Considerando hoy día múltiples etiquetas que permiten a muchas más personas sentirse identificadas y reconocidas en la sociedad.
Porque como sabemos, “lo que no se nombra, no existe” y es por ello las etiquetas son importantes es más, son incluso necesarias.
La polémica surge, porque cada vez hay más etiquetas y ello conlleva más confusión a todas aquellas personas que no se quieren molestar en conocer las peculiaridades de cada una y claro, saberse un ignorante duele, cuando lo que debería doler es el sufrimiento que muchas palabras llevan consigo por defender lo indefendible.
Existe dos principales frentes en torno a las etiquetas:
- Por un lado están las personas que dicen que las etiquetas marcan un límite, que de alguna forma limitan y encasillan. Quien defiende este punto de vista pretende vivir fuera de clichés y estereotipos, o eso cree…
- Por otro lado existe el pensamiento que defiende la posibilidad de crear una nueva etiqueta que enmarque a todo aquel que no se sienta a gusto en una categoría ya creada.
Porque como sabemos existen tantas sexualidades como personas hay y no es fácil que todas las personas se sientan conformes con las 4-5 categorías ya establecidas.
Siempre van a surgir excepciones aunque en este caso, cada excepción no confirmará la regla, si no que se sentirá fuera de la misma y precisará de una nueva regla que marque su espacio en la sociedad. Y si todos tuviéramos la necesidad de etiquetarnos, probablemente no todos encontraríamos la etiqueta adecuada porque: “es imposible describir cómo se siente cada uno” por ello es, que cada vez hay y habrá más etiquetas.
Lo importante de todo esto es que no consideremos que las etiquetas se crean en torno a unas modas, sino en torno a unas necesidades no cubiertas. Es preciso pararse a pensar la importancia que para muchos conlleva sentirse dentro de una sociedad tan impermeable.
Por ello, invito a que cada cual, desde su postura y en su intimidad haga un ejercicio de empatía. Procurando ponerse en la piel y la vida de muchas personas que a diario se sienten rechazadas por sus entornos más cercanos.
Porque la sexualidad es un camino que se construye y se descubre a diario durante toda nuestra vida, que cambia, se reconvierte, y precisa de un proceso de aceptación continua.
No dejemos que nadie se apodere de lo que sentimos, no dejemos que nadie se permita el lujo de hablar de nuestra sexualidad como si fuera la suya.
Seamos y vivamos nuestra sexualidad siendo nosotros los protagonistas de ella.
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María Ramos Escamilla
Psicóloga y Sexóloga